jueves, 26 de junio de 2014

Cuando sobra una mujer



   Sobre la dinámica de la transferencia Freud nos dice: “Al igual que en el sueño, el enfermo atribuye condición presente y realidad objetiva a los resultados del despertar de sus mociones inconscientes, quiere actuar sus pasiones sin atender a la situación objetiva. (...) Esta lucha entre el médico y el paciente, entre intelecto y vida pulsional, entre discurso y querer “actuar” se desenvuelve casi exclusivamente en torno de los fenómenos transferenciales.”
   Podemos decir entonces que para Freud la transferencia misma es solo una pieza de repetición y la repetición es la transferencia misma del pasado olvidado.. El agieren (recuerdo en acto) pone un límite a la rememoración y será en todo caso la maniobra transferencial que pueda realizar el analista lo que le permitirá sortear las resistencias y transformar ese actuar en recuerdo.
   Será Lacan en  su  seminario  Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis quien nos enseñe que “El análisis más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que en la experiencia, es el hueso de lo real”  dirá también que es a partir de la función de lo real en la repetición donde se discernirá la ambigüedad de la realidad que está en juego en la transferencia.
   Al introducir los conceptos de Tyche y Automatón esboza un nuevo estatuto de la repetición, la transferencia debe separarse de la repetición entendida como reproducción del pasado.
   La rememoración, retorno de los signos, lo sometido al principio del placer conduce al deslizamiento significante, esto es la función del Automatón .En tanto que lo que aparece como repetición es la Tyche, lo que aparece como el azar, entonces lo que se repite no consistiría en la reproducción de lo ya vivido sino que se produce como un encuentro fallido, insistencia de un resto que no puede ser ligado simbólicamente.
    A partir de una viñeta intentaré ilustrar como pueden estos conceptos leerse clínicamente.
   Ulises, un paciente que se dice homosexual, trae  a sesión una clase de improvisación teatral que lo movilizó , relata: -Yo me había vestido de Pai -¿de pai? Interrogo -si, una especie de parapsicólogo venezolano algo asi-,había varios personajes, pero él va a dar cuenta de tres mujeres, por un lado; una motoquera a la que describe como muy fálica, que habla procazmente, por otro lado una pobre mujer con un hijo en brazos,  quienes en cierto momento comienzan a pelear entre ellas, a disputarse este bebé hasta que finalmente ambas lo dejan tirado y se van juntas, en ese momento aparece una  mujer árabe que va en busca de ese niño lo levanta y comienza a acunarlo, él no sabe porqué se acerca a ella y se quedan como conformando una familia. No entiende bien porqué se acercó a esta mujer, le pregunto si puede  asociar con algo, dice: -con la motoquera y la pobre mujer puede ser con mi hermana y mi vieja…con la mujer árabe no sé por ahí en un momento previo ella había salido como en mi defensa, todos me trataban de chanta por ser  parapsicólogo, pero no sé muy bien porqué me acerqué a ella-. Es una mujer que puede alojar a un niño –es mi intervención.
   En una sesión posterior llega Ulises a su sesión, por la mañana temprano, me sorprende tocando directamente el timbre en el consultorio, obviando el portero eléctrico y un par de minutos antes de su hora, al abrirle la puerta me alcanza el diario que yacía en el umbral , le agradezco y lo invito a pasar, pero tal circunstancia parece, le permite deducir que yo no había salido aún a llevar a mis hijas al colegio, al recostarse en el diván pregunta -entonces está tu hija?- Le respondo - si,  y claramente perturbado pregunta- no es contraproducente?- -contraproducente? repregunto -si, para ella.. bah para mi!, cuantos años tiene,  donde está? -. Le digo que no puede escucharlo si es eso lo que lo preocupa- visiblemente angustiado se sienta y dice: -yo pensé que en este espacio solo estábamos vos y yo- le digo que  efectivamente en ese espacio estamos él y yo- pero comienza una serie de cuestionamientos que intento acotar diciéndole que él sabía que yo tenía el consultorio  en mi casa y procurando que pueda pensar algo en relación a qué nena lo perturba tanto, intento fallido ya que el paciente dice: -no me puedo quedar me voy, no puedo seguir, prefiero que me avises y vengo  cuando estés sola, sino no sé….. ya en la puerta  pregunta -esta sesión te la tengo que pagar? –A vos que te parece?- Que no-  afirma enojado –Lo hablamos la próxima concluyo- Apunto al dejar esto abierto a que pueda formularse algo del orden, que quiere el Otro de mi, y no quede aplastado por la certeza del goce del Otro
   Cuál era la demanda de este paciente, de qué se trataba este pacto que proponía? -prefiero que me avises, vengo cuando estés sola- Como analista sabía que no respondería a su demanda y no pactaría con su goce, pero mi propia angustia me llevó a hacer mía la pregunta que  Lacan formula en el seminario de “la Angustia” ¿la angustia del analista es la misma que la del paciente? Por qué no? ensayo una respuesta ; si la angustia es un afecto se dará tanto en uno como el otro, si la angustia es una bisagra entre deseo y goce nos orientará en relación al deseo del paciente tanto como al lugar de goce del mismo. En tanto si emerge angustia en el analista en función de tal, es que allí algo de una tensión entre deseo de analista y algo de la persona se ha colado.
  Escuchaba  en su enunciación que “ella” no esté, era ella, alguien del sexo femenino. Recordé que tiempo atrás se había colado en la sesión  una voz masculina proveniente del interior de mi casa lo suficientemente alta como para ser escuchada, esto no abrió interrogantes en el paciente, ni fue resignificado después de lo acaecido. Parecería  que la presencia de un hombre no molesta.
   Esto queda confirmado a la siguiente sesión cuando después de decir que si bien pudo pensar en su madre y hermana como las mujeres que mas lo han jodido, no sabe si podrá continuar en este espacio porque él había confiado en mi, por eso quería que le asegurara que no habría nadie más en la casa cuando él viniera. Le digo que él puede elegir venir o no , pero que en honor a mi ética no voy a prometerle eso porque sabe que tengo el consultorio en mi casa y que si bien él viene en un horario en el que mis hijas normalmente están en el colegio, existen eventualidades, y no acostumbro a suspender sesiones por cuestiones domésticas.
   -Ahora que decís esto, no se me ocurrió pensar antes que también alguna vez puede estar tu marido-.
  Finalizada la sesión dice…-vos consideras que yo tengo que pagarte la otra sesión, no?--Yo estaba acá para escucharte- fue mi respuesta. Paga las dos sesiones.
   A la siguiente sesión dice que habitualmente él se relaciona de a dos, que si hay una tercera persona se incomoda, los ejemplos que trae son con su compañera de trabajo (una empleada que funciona como madre en algunos aspectos) y en ocasiones en que intentó incorporar a otra empleada, a la que rápidamente tenía que sacarse de encima por distintos motivos -  Parece que hay una mujer de más intervengo -ahora me doy cuenta que hago siempre lo mismo-.
   Me pregunto, cuál será esa mujer que Ulises necesita sacarse de encima? Cuando inicia tratamiento dicer ser gay, aunque también dirá -el verdadero gay es el churrasco- –el verdadero gay?interrogo- -sí así dicen, el vuelta y vuelta yo nunca he sido penetrado- y relatará en otras oportunidades que cuando es mirado por algún hombre -si le veo pinta de activo trato de evitarlo-.
    Ulises es el hijo menor de un matrimonio compuesto por un profesional reconocido y una madre que en algún tiempo ejerció la docencia pero abandonó para cuidar de su propio padre enfermo, -tenían una relación rara- dirá Ulises -creo que nunca pudo superar su muerte- . De su padre puede decir que es con quien tiene más dialogo, pero siempre es a condición de que su madre no esté presente, lo describe como sometido al capricho de esta mujer que hace alianzas con su hija dejando siempre por fuera a los hombres,
  De  su hermana mayor dice:- cuando yo tendría unos once años,  a ella mi abuelo le daba plata, a mi no, entonces ella me ofrecía dinero a cambio de que la franeleara - interrogado sobre esto dice;  -no sé que le pasaría, iba a un colegio de monjas, sería un modo de saciar sus ganas sin correr riesgos, pero un día le acabé en la mano supongo que fue la manera de acabar con eso. Ahora que lo pienso yo en mis relaciones siempre estoy preocupado por acabar-.
   Lacan nos dice que en ese nudo gordiano que es la transferencia el sujeto busca su certeza, y nos recuerda a Freud: “Lo que no puede ser rememorado se repite en la conducta”, esta conducta, para revelar lo que repite se ofrece a la reconstrucción del analista.
   Los interrogante que me plantea esta transferencia insisten: Será  la madre, o su hermana en tanto mujer que lo habita la que debe sacarse de encima?.
   Ulises¿ “actúa” como gay para no ser la sobra de una mujer?
   Como analista apunto a ese lugar donde persiste retenido en un goce.


BIBLIOGRAFIA

 FREUD: Dinámica de la transferencia

LACAN : Seminario 11 “ los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”

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